Arquitectos: OAB Ubicación: C/ Joan Güell 211, Barcelona, España Equipo De Diseño: Borja Ferrater, Lucia Ferrater, Carlos Ferrater Año Proyecto: 2009 Fotografías: Alejo Bagué
Área Proyecto: 2,450 m2 Estructura: Jordi Bernuz Fachada: Talleres INOX – Cricursa Cliente: Roca Sanitario S.A.
Ya en los primeros pasos para la concepción de la sede institucional de Roca (o Roca Barcelona Gallery) se entiende el proyecto arquitectónico como herramienta de difusión de una marca y su empresa. El edificio se plantea a partir de la estrategia de comunicación, una forma más de difundir los valores, la historia y los retos de la compañía y un canal de transmisión para atraer el interés de la ciudadanía hacía los valores, el producto, los proyectos e inquietudes de una empresa con más de 80 años de historia como es Roca.
El encargo contempla la realización de un programa complejo en el que se entremezclan y conviven la sede institucional, un museo de la marca y una plataforma de acontecimientos de carácter social y del mundo empresarial. El proyecto arquitectónico se ha basado en dos ideas esenciales. Su forma y aspecto exterior y la experiencia del espacio vivida en su interior. El edificio, rodeado por múltiples edificaciones de mayor altura pretende mostrarse a la ciudad entendiendo su propia escala. Debido a su contexto urbano el edificio se encuentra embebido por las volumetrías adyacentes y se distingue por su menor escala y por su pureza de formas. Sin recurrir a las formas especulativas propias de una arquitectura que busca realizarse a través del espectáculo, el edificio, a la vez que discreto y elegante consigue ser llamativo y diferenciado de cualquier otro.
Como objetivo principal se investigó y se trabajó para concebir una fachada que siendo observada con un mínimo de detenimiento no dejase a nadie indiferente y tratara de suscitar curiosidad. Asimismo se renunció desde el principio a la posibilidad de plantear una ‘piel’ para el edificio que quizás pudiera ofrecer un efecto vistoso hacia el exterior pero que en cambio no tuviera relación o consecuencia aparente en el interior.
Se buscó por tanto trabajar al máximo bajo estas premisas. Finalmente, tras tantear distintas posibilidades planteamos una solución para la fachada basada en la forma de disposición de un único material, una sucesión de múltiples vidrios dispuestos perpendicularmente al eje de fachada. Así, a partir de pruebas y prototipos pudimos comprobar como se producen efectos nuevos como la difracción, la reflexión y la refracción de la luz obteniendo como resultado la distorsión, la traslación y superposición de la imagen a través de la fachada.
Fue la luz, tanto natural de día como artificial de noche la que se convirtió entonces en protagonista. Obtuvimos así una fachada totalmente ambigua que se mostraba tanto como un elemento de carácter sólido de día como líquido de noche, tanto pesada como ligera, tanto rugosa como lisa y en el que es difícil en ocasiones reconocer si su carácter es transparente, translúcido u opaco.
Así desde el exterior, cuando miramos hacía el interior del edificio la fachada nos ofrece una visión ambigua de su interior (distorsionada) haciendo necesario entrar en él para descubrirlo realmente, una vez dentro, si miramos hacia el exterior, hacia la ciudad, observaremos toda una serie de efectos visuales casi como si de un juego se tratara, en donde nada está donde realmente debería estar. Unos rayos de luz atraviesan en línea recta mientras que otros se reflejan al inerves, produciendo algo parecido a una superposición de la imagen. Otros, al mismo tiempo se difractan para mostrarse en todos los colores del arco iris.
Desde dentro, observamos calles donde antes no había, se duplican edificios y vemos peatones caminar pensando que están donde los vemos pero que en realidad se encuentran en otro lugar físico distinto. Nuestro objetivo se vio cumplido ya que buscábamos la realización de una fachada que siempre que se mirara con detenimiento a través de ella ofreciera un efecto preceptivo plausible pero sutil al mismo tiempo.
Así como se concibe un edificio proyectado hacia el exterior se busca un mundo, un espacio y un ambiente único en su interior.
Una vez dentro, mediante el empleo de la luz, los audiovisuales, los materiales y los elementos expositivos se ha intentado generar un espacio interior muy diferenciado de un espacio expositivo habitual, donde el visitante viva una experiencia intensa y única con el edificio. El espacio interior, por tanto, se concibe como experiencia personal y sensorial en la que el usuario o visitante interactúa con el edificio gracias a detectores de presencia, altavoces direccionales, cambios de luz, proyecciones, personajes proyectados que interactúan con los visitantes y pantallas de plasma que proyectan objetos en movimiento. A su vez todos estos elementos se ven insertados como si flotaran en un espacio indivisible y continuo.
La aplicación de un pavimento ligeramente reflectante y experimental realizado en cerámica, un falso techo en acero inoxidable y las paredes de tetraedros de espuma conforman los tres materiales principales en su interior. Todos ellos materiales continuos, tres planos que debido a su condición de continuidad recrean un espacio ingrávido marcando la horizontalidad y sin referencias espaciales o formales convirtiendo el espacio físico en una suerte de espacio virtual. La tecnología aplicada a la construcción, a los audiovisuales y a la manera de explicar la marca y su producto son esenciales para transmitir el compromiso que la empresa tiene con el futuro. El proyecto para Roca Barcelona Gallery se hace eco de las tecnologías más avanzadas en materia de iluminación, materiales tales como la cerámica, el vidrio y el acero.
Para todo ello ha sido necesario que ROCA y el equipo de arquitectura de OAB (Borja, Lucía y Carlos Ferrater) haya contado con un equipo de expertos de diferentes campos como la comunicación, la construcción, la iluminación, los audiovisuales y muchos otros especialistas de excelencia que han hecho posible la creación de un edificio puntero y emblema de su marca.
